Demasiadas ilusiones (∞)

Nuestra relación era como una montaña rusa, peleábamos y a los minutos nos estábamos abrazando como si nada hubiese pasado y nos sonreíamos sin motivo. Eso es sólo porque somos demasiado parecidos, orgullosos e infantiles. No se lo que nos sucedió, nos creíamos tan maduros que prometimos ser infinitos, prometimos cosas que jamás podremos cumplir. Más que amigos, pero menos que novios. Con el tiempo aprendimos a querernos, a leer nuestras miradas y a escuchar nuestros silencios. Tuve que reunir los trozos rotos de tu corazón para volver a hacerlo funcionar. Por ti rechace personas y momentos, sólo para poder estar contigo...pero tú no, de todos modos eres así, sin sentido, sin motivos, sin problemas ni extravíos. Me emborraché con falsas esperanzas, me movías el piso, porque sin ti el  mundo no gira, se queda estático. A veces me pregunto si me extrañas, me pregunto que pasara por tu mente al escuchar mi nombre o al verme caminar por ahí. Dicen que las miradas gritan lo que los corazón quiere decir, pero no tengo el valor de mirarte a los ojos. Por un tiempo nos buscamos y nos ignoramos por otro tiempo más, hasta ahora. Recuerdo que estaba cansada de todo, de la rutina, y llegaste tú, mi hincha ovarios, a darle chispa a mi vida, con esos ojos morochos, que contenían ya a una chica en sus pupilas; esa voz de tonto y tu risa de niño juguetón. No sé qué es peor, que me hayas pedido, que yo te haya perdido, o que ambos no tengamos el valor para volver a ser algo. Te dedico mis insomnios, pensando si al otro día me hablarías, nunca fue así, aunque creo que querías hacerlo, porque mi amor, tu sonrisa te delataba.