En una de esas tantas vueltas que da el mundo, me encontré contigo. Quizás fue natural, quizás fue el destino. Tenía la sensación de haberte extrañado aún sin conocerte ¿Y cómo no? Si fuiste quien le dio chispa a mis días, alborotó mis sentidos y le sumó más nudos a mis enredos. Eras esa persona con la cual quería compartir recuerdos, experiencias y besos... Pero me di cuenta de eso cuando el reloj ya había avanzado demasiado, y no supe qué hacer con el escaso amor que te quedaba por mí, así que sólo lo dejé ir. Como si el viento se hubiese llevado todo nuestro amor, como si nada y sin dolor, así de fácil nos dijimos adiós. Convertiste mi corazón de esfinge en uno de porcelana. Y es que quizá, en una de esas tantas vueltas que da el mundo, estábamos destinados a eso, a ser un error. Quizá lo nuestro no era estar juntos, sino ser una lección más en nuestras vidas.